martes, 21 de julio de 2009

02.

El principio del fin.
07:29 a.m. Domingo, 21 de junio del 2009.


El timbre del teléfono derrite el silencio matutino. Julián responde. Es su hermano. Le avisa que su madre ha sido internada. Le dice que no es nada serio pero que vaya enseguida. Julián se despide. Cuelga el teléfono. Julián no se deja engatusar por la fingida tranquilidad de la voz de su hermano. Julieta pregunta quién era. Julián responde que era su hermano. Y le explica escuetamente. Julieta intenta levantarse. Su cabello rojo está totalmente despeinado. Julián la detiene en seco y le dice que irá solo. Que no es necesario que lo acompañe. Que es mejor que ella se quede con los niños. Los niños, Jamíl y Jonás, duermen en sus habitaciones. Julieta se queda sentada sobre la cama. Intenta aplacar sus cabellos rojizos. Julián se pone el pantalón. Se coloca los zapatos y busca una camisa. Julieta sentada y adormilada sobre la cama. Julián se despide de Julieta. La besa en la frente y la empuja hacia atrás, para que continúe descansando. Julián sale de la casa y cierra la puerta. Sube al auto. Julieta abraza un gran almohadón beige. Con su índice comienza a ondular un mechón pelirrojo de su copete. Cierra los ojos y comienza a dormitar enseguida. Julieta recibe una visita inesperada. Después de tanto tiempo, “alabado seas, Señor”, vuelve a escuchar la voz angelical entre ensueños. Hace tanto que no la visitaba. A Julieta se le comienza a acelerar el corazón. Está emocionada. Muy emocionada. Y agradece a la voz que haya regresado. Conversan animadamente.

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